Cuando se acerca el último trimestre del año, muchas pymes enfrentan el mismo dilema: ¿cómo financiar capital de trabajo sin poner en riesgo la estabilidad futura?
Las alternativas más comunes son el crédito bancario, la línea de crédito y el factoring. Cada una tiene costos, tiempos e impactos distintos. La clave está en entenderlos antes de decidir.
1. Crédito bancario: estabilidad con papeleo extra
El crédito tradicional sigue siendo la opción más conocida. Pero ¿qué implica realmente?
- Costos: tasa de interés definida + seguros obligatorios. Ojo con los gastos notariales y comisiones.
- Tiempos: la aprobación puede tardar entre días y semanas, sobre todo si la empresa no tiene historial sólido.
- Impacto: aumenta tu nivel de deuda en el sistema financiero y ocupa cupos de crédito que después pueden limitarte.
Funciona bien si buscas financiar proyectos de largo plazo o compras grandes, no tanto para urgencias de caja.
2. Línea de crédito: flexibilidad cara
La línea de crédito es como un salvavidas rápido: siempre disponible, pero no siempre conveniente.
- Costos: intereses diarios por el monto utilizado + comisiones de mantención. Puede ser más caro que un crédito tradicional.
- Tiempos: aprobación más rápida que un crédito, pero requiere historial bancario sólido.
- Impacto: sigue contando como deuda y reduce tu capacidad de solicitar otros financiamientos.
Es útil para cubrir desfases cortos, pero puede volverse un hábito costoso si se usa en exceso.
3. Factoring: liquidez sin deuda
El factoring funciona distinto: no es un préstamo, sino el anticipo de tus facturas por cobrar.
- Costos: comisión o tasa por anticipo (varía según cliente y plazo de pago). Generalmente más transparente y ligado a la factura, no a tu historial.
- Tiempos: aprobación rápida, incluso en horas, porque la garantía es la factura aceptada en el SII.
- Impacto: no se refleja como deuda bancaria y no ocupa cupos de crédito.
Ideal para pymes que necesitan liquidez inmediata sin engrosar su nivel de endeudamiento.
4. ¿Cuándo elegir uno u otro?
- Crédito bancario: proyectos largos y planificados.
- Línea de crédito: emergencias puntuales, siempre con control.
- Factoring: liquidez inmediata, especialmente útil en Q4 cuando las ventas suben pero los pagos se atrasan.
No hay una fórmula única: depende de tu negocio, tus números y tu apetito de riesgo. La diferencia está en comparar los costos visibles y los ocultos, el tiempo de aprobación y cómo cada opción impacta en tu historial.